13:00 horas, luego de una dolorosa cita con mi odontóloga y aún con anestesia en la boca, bajo del consultorio con mi hijo de 3 años para irnos a almorzar a la casa. Estoy en Pasaje de la Escultura en San Borja. Al costado de Metro existe un Centro Comercial con estacionamientos libres. Al dueño de un auto no se le ocurrió mejor cosa que estacionar atrás mio. Espero unos minutos, empujo el auto para ver si suena la alarma y venga el dueño, pero nada. Pasan 15 minutos y auto sigue sin dueño atrás mio, impidiéndome salir. Voy a todas las bodegas, tiendas y puestos del mercado para preguntar si alguien es propietario del auto beige que está detrás mio. Entro a un chifa y pregunto al dueño si por favor podría perifonear si alguien es el dueño de ese auto.

Inmediatamente se para un señor de unos 60 años que estaba empezando a comer su segundo (está con una señora de la misma edad que supongo era su esposa). Me pregunta si me refiero a un auto beige marrón (¿beige marrón? ¿qué es eso?), le digo la placa y me dice que es suyo. Ya han pasado 30 minutos con un sol ardiente y mi hijo con ganas almorzar. Le pregunto si puede mover el auto y que tengo a mi hijo incómodo. Me dice que ya acaba su segundo y que lo mueve. Indignado le pregunto si acaso es una persona fresca. Se para y me dice: "tampoco es para que me digas eso delante de esta gente". Le contesto: "se da cuenta que está infringiendo la ley". Me dice: "todo el mundo lo hace, ¿por qué tanto problema?.

Estas cosas me enervan y saliendo del chifa le pregunto: "¿esto le ha enseñado a sus hijos y nietos?". Se para y me dice: "ahora no muevo el auto". Le pregunto: ¿por qué? y me responde que no tengo por qué molestarme, todos se estacionan así, incluso a él le pasa seguido. Le respondo: "bueno, yo jamás he estacionado mi auto atrás de otro impidiéndole la salida". Me dice irónicamente: "usted se debe creer perfecto". Le respondo igual: "yo me creo usted, porque en un mundo perfecto de personas perfectas, uno estaciona donde quiere, ¿no?. Me levanta la voz y me dice: "yo soy un señor de la tercera edad y me guardas respeto". Mi nivel de voz sube a su nivel y le respondo: "si quieren que lo respeten deje de estacionarse detrás de un auto, eso es faltarme el respeto y yo a usted no lo conozco". Me dice que ahora no lo mueve. Saco mi celular y llamo al serenazgo de San Borja. El señor se sube al carro y me comienza a gritar: "tu vida debe ser muy infeliz para quejarte tanto". Me acerco a su luna y le respondo: "que usted no reclame sus derechos no quiere decir que los demás no lo hagan. Además quien está en falta es usted, no yo. Y si mi vida es feliz o no es un tema que me compete a mi. Yo podría entender que su vida es infeliz y por eso usted infringe la ley". Me responde: "tremendo carrazo y no sabe respetar a los mayores". Le contesto: "señor, no le he insultado, subí el nivel de la voz porque usted me lo subió. Usted no se ha disculpado y tengo a mi hijo de 3 años con hambre porque usted no quiere sacar su auto que está detrás mio". La señora que lo acompaña sale a gritarme desde 20 metros que soy un irrespetuoso y una sarta de adjetivos que no lo colocaré acá. Solo atino a responderle: "señora, reclamo mi derecho en buenos términos con el señor. Le pido que por favor no se meta". Sigue gritando, el señor sale de su auto y le dice a la señora: "métete, que me falte el respeto a mi, pero no a ti". Le pregunto al señor: ¿en qué momento le falté el respeto? Y continúo. Señor, al costado tiene el estacionamiento de Metro gratis si compra algo. ¿por qué se estaciona acá? Usted camina bien igual que la señora, ¿esa es la educación que le ha dado a sus hijos?.

El señor vuelve al carro, arranca y se estaciona en Metro.

De camino a casa, mientras se terminaba el efecto de la anestesia, reflexionaba del incidente. Me doy cuenta que no es un tema generacional el de los valores o malas prácticas. Es un tema de cultura arraigada. El concepto de: "lo dejo un ratito porque nadie me ve" o "no cumplo la ley hasta me exijan cumplirla" es algo bien peruano. Lo veo todos los días. Y ahora con una persona de 60 años, me doy cuenta que es parte de nuestro defecto como cultura. De alguna forma ser el "vivo" es eso, tratar de aprovecharse de la situación.

No tengamos miedo a reclamar por lo que es justo. Evidentemente, siempre con propiedad y sin insultos. Pero tampoco nos dejemos avasallar en personas (como esta) que se escudan en las canas, edad o lo que sea. Ya en la televisión hemos visto como una persona como discapacidad y su esposa pueden aprovecharse de otros. La edad, el género, la condición en general (cualquiera sea) no es una excusa para aprovecharse de una coyuntura. En lo personal me da pena ese señor porque ha crecido con algo que no se da cuenta está mal. Y la posible ironía es que sus nietos, posiblemente serán compañeros o amigos de mis hijos en el futuro.